Ana Botella subleva a 3.000 empleados del deporte base a cuatro días de la visita del COI
Los trabajadores de Metro, de la Empresa
Municipal de Transportes (EMT) y del Club de Campo, que no son pocos, no
estarán solos en su afán de protestar los tres días -19, 20 y 21 de marzo- que
necesitarán los delegados del Comité Olímpico Internacional (COI) para evaluar
las opciones de Madrid a albergar los Juegos de 2020. Recientemente, se les ha unido
un colectivo valiosísimo en su lucha contra los recortes: la mayoría de los
3.000 empleados de instalaciones deportivas ayudarán a incordiar más al séquito olímpico. Un caramelo para los sindicatos, porque
los trabajadores del deporte base municipal ya han protagonizado encierros y
huelgas en los últimos meses con seguimientos superiores al 90%, una cota
inédita para el sindicalismo moderno.
Las maniobras del equipo de Ana Botella, ejecutadas por el
delegado del superárea de Las
Artes, Fernando Villalonga,
han bastado para alzar en armas a los operarios: la idea -reconocida por
Cibeles- de privatizar instalaciones
y el Expediente de Regulación de Empleo que planea sobre el 20% de la plantilla
(unas 600 personas) han encendido la mecha. Los ánimos están agitadísimos.
“Tomaremos las sedes deportivas si es preciso”, avanza un representante
sindical a este medio.
La nueva marea de empleados indignados
contribuirá a hostigar al COI
como vía para protestar ante la pérdida de derechos. Estos días tienen lugar reuniones
exprés entre Ayuntamiento y
delegados para cerrar a la desesperada un acuerdo que evite más dolor a la
candidatura. “No vemos ninguna
posibilidad”, confía otro representante de CGT. “Si cedemos a
más privatizaciones, se abrirá la sandía, y eso no lo permitiremos. La última
instalación de barrio que privatizaron [la del Distrito de Chamartín] no es
rentable ni para las arcas ni para los vecinos”. Aproximadamente unas 250
plazas que se quedaron vacías por traslado o jubilación no han sido repuestas.
Casi la totalidad de los trabajadores del
deporte base son personal laboral, no funcionarios: pero su naturaleza
aguerrida y la unidad sindical de la que hace gala el gremio han hecho que el
Consistorio se lo piense dos veces y continúe negociando. La idea de Botella es
atraer 200 millones de euros de
inversión privada y ceder la gestión, una idea inviable,
responden los delegados.
Cobra fuerza la figura de
Villalonga: detrás de su
inseparable pajarita y su prosa de diplomático se esconde un fiero dirigente,
muñidor de los últimos ERE y quebradero de cabeza para la regidora. Célebre fue
la defensa que hizo del dirigente de Nuevas Generaciones Ángel Carromero, al que llamó
“luchador por la libertad” en un Pleno ante el pasmo de la oposición. La sombra
de Villalonga ha planeado sobre los recientes expedientes (excepto el que
afecta a la Empresa Municipal de la Vivienda y el Suelo): Madrid Espacios y Congresos
(Madridec), ahora instalaciones deportivas y también el ERE fallido de Madrid Arte y Cultura (Macsa), así
como nueve despidos en la última empresa que también se frustraron porque
Botella los volvió a admitir. Verso suelto del equipo municipal, él fue quien
acudió al fiscal general Eduardo
Torres-Dulce a revelar que la Fundación Madrid 2016 entregó
120.000 euros a ONG's relacionadas con Iñaki Urdangarín. Sus relaciones con Botella están rotas. Los sindicatos
le acusan de altivo, de soberbio y de no reunirse con ellos ni una sola vez.
“Un fantástico diplomático sin idea de gestionar”, resume un representante. Fuente:vozpopuli.com
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