domingo, 7 de marzo de 2010

Breve historia de la lucha por los derechos de la mujer y el 8 de Marzo

El 8 de marzo, día de la mujer trabajadora, sigue siendo interpretado de forma errónea por muchas personas, y no solo hombres. Entre las mujeres también hay un gran número de detractoras.
Pero esto sucede, por el gran desconocimiento de lo que supone este día y cual es la historia que acompaña a la creación del Día Internacional de la Mujer Trabajadora"

Si hacemos un recorrido por la historia, la falta de libertad, la negación de la igualdad de oportunidades, la exclusión de la vida política, la falta de acceso a la educación, la exposición a la violencia social y familiar, etc... son constantes que gravitan sobre las mujeres. Y en la mayoría de los casos, se han ejercido bajo la cobertura de las leyes vigentes y casi siempre, justificadas por las "costumbres sociales"
Durante siglos, el papel subordinado de la mujer no se ha puesto en duda. Lo que ahora valoramos como atentados contra los derechos de las mujeres, no lo eran, ya que dificilmente se puede vulnerar un derecho de alguien que, precisamente por ser mujer, "no tenía derechos".

Muchos afirmareis que existieron sociedades matriarcales donde el protagonismo de la mujer habría sido mayor al del hombre, pero esto no se ha podido demostrar. Lo que si han existido son sociedades matrilineales, en las que la descendencia se establece a partir de la linea materna y no paterna. Pero incluso en estos casos, ha coexistido con un modelo patriarcal, donde los hombres han retenido las más importantes y determinantes esferas de poder.
Siguiendo un repaso por la historia, las mayores o menores libertades y derechos de los que gozaban las mujeres en las distintas civilizaciones de la antigüedad, siempre estaban supeditadas a la autoridad del hombre, ya fuera el marido, el padre o incluso el hermano.
En la Grecia Clásica, aparece como excepción el caso de Hiparquía (340-300aC), una de las primeras mujeres filósofas que perteneció a la escuela cínica. Ya entonces tuvo que aguantar preguntas como la de Teodoro el Ateo, sobre por que no se dedicaba a las tareas propias de su sexo, a hilar y a tejer. A lo que ella respondió que le parecía una pérdida de tiempo ya que prefería dedicar su vida al estudio.

Siglos más tarde, otro caso excepcional es el de Hipatia de Alejandría (370-415 aC), hija de Teón de Alejandría, astrónomo y matemático, que le transmitió sus conocimientos. Ella llegó a ser directora de la escuela platónica de Alejandría hacia el 400 d. C. Allí impartía clases de matemáticas y filosofía, enseñado en particular, la filosofía neoplatónica. Todos los comentaristas de la época la describen como una maestra carismática. Acusada de hechicera y de bruja pagana fue asesinada por cristianos que se sentían amenazados por su erudición, sabiduría y la profundidad de sus conocimientos científicos.
Umberto Ecco afirma que "no es que no hayan existido mujeres filósofas, es que lo filósofos han preferido olvidarlas"
Si viajamos ahora a la Antigua Roma, estas estaban sometidas por completo al pater familias y por la Ley de las Doce Tablas (450 aC) que durante siglos reconocía al pater familias el poder de la vida y de la muerte sobre sus hijos, esposa y sus esclavos ( "vitae necisque potestas").
El primer momento histórico en que las mujeres se organizan contra el poder masculino dominante fue en el año 195 aC en oposición a la Ley Oppia promulgada en el 215aC con el objetivo de limitar el lujo en el aspecto de las mujeres (en la medida que se alejara de la imagen de la "matrona" ideal sometida al pater familias). Y consiguieron su objetivo. La Ley fue derogada, y fue objeto de debates en el Senado, donde estos manifestaron su repulsa e incomodidad a su derogación, que veían como una pérdida de autoridad y el camino hacia el gobierno de las mujeres.
Este hecho llevó a conseguir otras medidas de mayor calado, como el derecho a la administración de la propia dote o el derecho a divorciarse.

Siguiendo la cronología de la historia, llegamos a la difusión del cristianismo y del Islam, que vinieron a generar una situación contradictoria entre el protagonismo de la mujer y el respeto a sus derechos. Ambas religiones proclamaron la igualdad de todos los seres humanos, otorgarán a las mujeres una dignidad hasta entonces negada o puesta en duda, pero por otro lado, en tanto que religiones patriarcales y prisioneras de prejuicios ancestrales, fomentarán también el papel subordinado de la mujer dentro del conjunto de la sociedad, y, de forma especial, dentro de la familia. Así pues, a lo largo de los siglos, se hizo una lectura de la Biblia y del Corán que justificará la subordinación de la mujer al varón, siendo minoritarias y marginales las lecturas liberadoras y progresistas.

Tras la caída de Roma, los nuevos reinos de tipo feudal, el derecho vuelve a las formas más arcaicas y la escasa libertad de la mujer se ve de nuevo restringida. Aunque siglos más tarde, el declive del feudalismo y el nacimiento de la burguesía (y de los estados centralizados) tampoco propiciará una mejora sensible de la condición de la mujer.

No será hasta finales del S. XVIII cuando empezará un movimiento de protesta que, tras plasmarse en el incipiente feminismo y en el sufragismo del S.XIX ya no dejará de avanzar, planteando progresivamente nuevas reivindicaciones.


Al proclamarse en Francia en 1789 la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, ésta no contemplaba como sujetos de derecho a las mujeres, ya que con la palabra "hombre" no se refería a la humanidad, sino solo a los varones. Esta discriminación motivó la actitud de protesta de Olimpia de Gouges (1748-1793) que publicó en 1791 "La Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana". Esto y sus constantes críticas contra la represión jacobina, le valío la acusacion de reaccionaria y murió en la guillotina dos años más tarde.
Después, Napoleón marcó su doctrina legal y códigos en los que dejó fuera a la mujer que dejó de ser ciudadana.
En 1792, la escritora inglesa Mary Wollstonecraft (1759-1797)publicó la "Vindicación de los Derechos de la Mujer", donde argumentaba que las mujeres no son por naturaleza inferiores al hombre, sino que tan solo puede parecerlo debido a que no han tenido acceso a la educación apropiada.
"Fortalezcamos la mente femenina ensanchándola y será el final de la obediencia ciega; pero como el poder busca la obediencia ciega, los tiranos y los sensualistas están en lo cierto cuando tratan de mantener a la mujer en la oscuridad, porque el primero solo quiere esclavos y el último un juguete""

A mediados del siglo XIX en Estados Unidos e Inglaterra empieza a cobrar fuerza el feminismo. Uno de los hitos de este nuevo movimiento es la Declaración de Séneca Falls (1848) en la que se resumían las conclusiones de la Convención sobre los Derechos de la Mujer celebrada en aquella localidad. El documento, inspirado en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, denunciaba las restricciones, sobre todo civiles, a las que estaban sometidas las mujeres, basándose en la igualdad, y reclamando los mismos derechos que los hombres. Según las declarantes, las quejas comenzaron por el rechazo a las mujeres del derecho inalienable a elegir y ser elegidas, es decir, por el veto a sus derechos políticos. Se sentían deshabilitadas como personas, al haber sido dadas a los hombres como una propiedad más. La educación, mantenían, era la base de todo el problema, y el modo de vida reservado a las mujeres jamás permitía una mínima emancipación, pues pasaba de ser propiedad del padre a serlo del marido. Dentro de estas reivindicaciones, la última que votaron fue el derecho al voto, que no les parecía tan importante en ese momento como conseguir todos los demás derechos civiles. (En Estados Unidos no consiguieron el derecho al voto hasta 1920)

En 1869, John Stuart Mill publicó en Inglaterra "El sometimiento de la mujer". Tres años antes había presentado al Parlamento Inglés una demanda a favor del voto femenino que, al ser rechazada, provocó que en 1867 naciera el primer grupo sufragista británico: la "Asociación Nacional para el Sufragio de la Mujer"
Hasta el siglo XIX la defensa de los derechos de las mujeres no había sido nunca una tarea prioritaria, una tendencia que contaminó al naciente socialismo que priorizó la reivindicación de la igualdad de clases antes que la igualdad entre hombres y mujeres.

Fue durante la revolución industrial, a finales del siglo XIX y principios del XX, con la incorporación de las mujeres y los niños al trabajo de las fábricas en condiciones laborales muy precarias y con sueldos de vergüenza, las condiciones laborales de las mujeres van adquiriendo protagonismo de manera paulatina dentro de las reivindicaciones de los movimientos proletarios.
En 1910, durante la reunión en Copenhague de la Internacional Socialista, se proclamó el Día de la Mujer como homenaje al movimiento en favor de los derechos de la mujer y para ayudar a conseguir el sufragio femenino universal. Al año siguiente se celebró el primer Día de la Mujer Trabajadora el 19 de marzo. Posteriormente se ha estado celebrando en fechas distintas hasta la adopción definitiva del 8 de marzo.
El 25 de marzo de 1911, pocos días después de la celebración del primer Día de la Mujer Trabajadora, tuvo lugar el conocido incendio de la fábrica Triangle de Nueva York, donde murieron más de 140 jóvenes italianas y judías. Este hecho tuvo una gran repercusión en la legislación laboral de los Estados Unidos y en las celebraciones posteriores del Día de la Mujer se hizo referencia a las condiciones laborales que condujeron al desastre.

Es en 1952, tras la II Guerra Mundial y con el inicio de las actividades de las Naciones Unidas, cuando se aprobó la "Convención sobre los derechos políticos de la mujer".
Posteriormente, las Naciones Unidas han ido aprobando otros documentos relativos a los derechos de las mujeres:
A pesar de tanta declaración y convencion, esto no es sinónimo de un respeto efectivo de los derechos y libertades que proclaman, y su cumplimiento a día de hoy es muy desigual de unos países a otros. Pero como mínimo, ahora hay un marco teórico internacional que nos ampara y una hoja de ruta que señala el tipo de sociedad que se anhela: una sociedad en la que las mujeres no sean discriminadas ni agredidas.

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